Viendo los nervios y la tensión que pasan ahora los aspirantes al concurso televisivo de turno… recuerdo aquella situación similar, digna de cualquier “proceso de selección” que se precie que ocurría en nuestra infancia.

Me refiero a esa situación que se producía en el patio del colegio a la hora del recreo cuando los “líderes” de la clase tenían que elegir a los miembros de su equipo para jugar al juego que tocase ese día. La tensión se notaba en el ambiente, se jugaba a piedra, papel o tijera quién elegía primero y se procedía a la selección.

Dependiendo de la temática del juego y de la selección natural de las especies tardabas más o menos en formar parte de alguno de los equipos. Y si ya era “traumático” que te eligiesen por descarte… es decir porque no quedaba nadie más para elegir… peor era cuando el juego requería un cierto número de participantes y tú te quedabas fuera.

Yo reconozco que en la EGB nunca fui un líder (yo no era de los que elegía), reconozco que en muchas ocasiones era de los elegidos por descarte y  también reconozco que hubo veces que me quedé fuera del juego. Es verdad que yo no era bueno jugando a las canicas, ni jugando al futbol, ni corría rápido, ni tenía ninguna habilidad especial que destacase por encima del resto… yo siempre fui bastante normalito, bastante del montón, en definitiva un poco mediocre (de la media), como yo digo Míster 5.

En los estudios se mantenía la misma tónica e iba pasando curso tras curso sin pena ni gloria. Esta tendencia se fue repitiendo año tras año, pasando por el bachillerato y llegando a la universidad. Si le hubieseis preguntado a cualquiera de mis profesores ¿Qué futuro le auguras a este niño? Todos hubiesen dicho lo mismo… ninguno… carne de cañón. Estas tornas se invirtieron justo cuando me licencié y empecé a poder elegir mi formación y mi destino. Partiendo de la base de mi “mediocridad” me centré en mi inteligencia emocional y mi inteligencia social para poder recuperar el tiempo perdido.

Y así es como un niño que quedaba fuera de”los procesos de selección del cole” ha convertido el trabajo de seleccionar candidatos (entre otras muchas cosas) en su profesión. Seleccionar gente desde el principio de la mediocridad del seleccionador y su evolución; permite al mismo ver a las personas desde el prisma de lo que podrán llegar a ser y no únicamente de lo que son.

Yo no soy gurú de nada pero si puedo decirte; que trabajando duro, esforzándote más que los demás y no  desistiendo en tu empeño; puedes obtener una versión bastante decente de ti. El refranero español que es muy sabio dice “hace más el que quiere que el que puede”. Que tu mediocridad de partida no condicione tu desarrollo futuro. Quizás no llegues a ser uno de los “líderes del cole” pero quizás llegues a ser uno de los titulares del equipo.

Por lo tanto puedo decirte que yo soy mediocre y a mucha honra

Un abrazo