Hay una palabra que hoy resuena más que nunca: RESILIENCIA.

Según la RAE es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. También es la capacidad de un material, mecanismo, o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.  

En definitiva la resiliencia es la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las situaciones adversas. Según la Wikipedia una persona resiliente tiene tres características que la definen:

  • Identifican la situación: se genera una expectativa de que toda persona optimista pueda superar las dificultades.
  • Aciertan sentido: Las personas resilientes deben contar con una misión, visión y valor, esta última con sentido común para ofrecer maneras de interpretar y encauzar los acontecimientos.
  • Organizan con estrategias: saber hacer el máximo con lo que se tiene a mano. Ver posibilidades donde los demás sólo ven confusión. Ahora bien, la improvisación más efectiva es la que se elabora sobre la base de unas normas y unas rutinas sólidamente fijadas.

En la situación en la que nos encontramos actualmente debido a esta pandemia global, las personas que han cultivado su resiliencia, tienen más y mejores armas para poder superar los confinamientos, las dificultades económicas y las perdidas de seres queridos. Las personas que han tenido la desgracia de tener que vivir situaciones complejas en su vida, aprenden a relativizar los acontecimientos, a vivir el presente y a trabajar con lo que tienen a su alcance. Poniendo foco en lo que sí pueden hacer y no tanto en lo que no está en sus manos.

Hoy me he acordado del poema de William Ernest Henley, famoso por la película Invictus de Clint Eastwood, que narra los acontecimientos en relación a la selección de rugby de Sudáfrica y su preparación para la Copa del Mundo de Rugby de 1995 y que Nelson Mandela utilizó para unir un país que estaba en sus primeros años tras la abolición del sistema de segregación del apartheid.

François Pienaar capitán de los Springboks (apodo de la selección sudafricana de rugby) visita junto al resto del equipo la cárcel en la que estuvo preso Nelson Mandela por su activismo político para así entender mejor a la persona más allá del cargo. Durante su visita a la prisión Pienaar recuerda los versos del poema que el presidente Mandela había compartido con él, versos que según Mandela le servirían de inspiración para ganar la Copa del Mundo, al igual que le sirvieron a él para poder sobrellevar sus años de aislamiento.

“En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.

En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentad jamás se ha postrado

s allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor

Ya no importa cuán estrecho haya sido el camino
ni cuantos castigos lleve a mi espalda:
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma”

Después del choque brutal de una realidad inesperada, en la que muchos perderemos dinero, empleo y por desgracia familiares queridos, no queda otra que seguir avanzando, viviendo el presente, construyendo un nuevo futuro. Permitámonos momentos de flaqueza, momentos de dolor, de llorar y de no tener ganas de hacer nada más que estar. Somos humanos y no podemos negarnos esta condición. Pero esto tiene que durar su tiempo, ni un minuto más ni un minuto menos.

Permitámonos nuestro momento de desplome para luego dedicar el resto de nuestro tiempo a construir sobre las cenizas, a resurgir de entre nuestros miedos para poder ser los amos de nuestro destino, los capitanes de nuestras almas.

#yomequedoencasa