El otro día hablando con mi madre (que perfectamente por su experiencia vital y sin ningún estudio podría dar ponencias sobre Resiliencia y Liderazgo en cualquier escuela de negocios) me dijo que iba a tirar todos los apuntes y materiales que tenía guardados de mi Licenciatura de Psicología. Me dijo que los tenía muchos años acumulando polvo y necesitaba hacer limpieza. Le dije que si, que no había ningún problema pero que necesitaba hacerlo yo. Le dije que esos apuntes, materiales, notas que había generado durante la carrera eran el símbolo de un hito muy importante para mí que fue Licenciarme en Psicología. Que detrás de esos apuntes habían muchas horas invertidas, muchas lágrimas y mucho sacrificio. Le dije que estaba de acuerdo en que era momento de que pasasen a mejor vida pero que lo haría con honores incinerándolos cual funeral Vikingo.
Estoy convencido que si por algún casual este post le llega a alguno de mis profesores o profesoras de de la EGB o del Instituto estarán alucinando. Y estarán alucinando de pensar que la «oveja negra» del sistema educativo español llegó a licenciarse en algo que no fuese el noble arte de pensar en las musarañas. «Padres y madres del mundo no tiren la toalla con sus hijos… hay esperanza para aquellos descarriados del sistema que por falta de motivación y no de capacidad van a otro ritmo que los demás» doy fe de ello. Quemar los apuntes de la universidad será un proceso catártico que cerrará un ciclo en mi vida y dará paso a otro nuevo. De las cenizas, cual Ave Fénix resurgirá una nueva etapa de mi vida.
Si por azar alguno de mis profesores o profesoras de la EGB o del Instituto leen este post todavía alucinarán más al saber que participo dando formación en varias instituciones. ¡Qué fuerte! La oveja negra del sistema educativo tratando de cambiar el sistema desde dentro…Yo no tengo dotes de formador, de verdad os lo digo, todavía me cuesta hablar en público y mis emociones me suelen jugar malas pasadas. Lo que si es verdad es que pongo toda mi pasión y mis conocimientos al servicio de las personas que me escuchan. Todavía me queda mucho por mejorar y muchas veces pienso que piso demasiados charcos y me meto en demasiados berenjenales. No sé si es por intentar aportar mi granito de arena a las nuevas generaciones o por qué pero me encanta.
Hay cosas en la vida que no se hacen por dinero. Yo no participo en formaciones por dinero (aunque muchas veces cobre por ello) si no por la satisfacción que siento cuando termino y veo el brillo en los ojos de aquellas personas con las que he llegado a conectar. Aprendí hace ya tiempo que no puedes gustarle a todo el mundo y no a todas las personas les impacta igual una formación tuya. Ni una formación, ni un post, ni una conversación contigo. Pero hay veces, hay momentos, hay días en la vida que recibes mensajes/comentarios que hacen que el esfuerzo extra que uno hace por intentar contribuir un poquito a la sociedad merezca la pena. Hace unas semanas recibí un mensaje vía redes sociales (uno de esos regalos) que hacen que yo quiera seguir esforzándome por dar lo mejor de mí. Os lo adjunto tal cual fue: