salto al vacioUn día me llamó mi amigo Gabriel Ferrer para decirme que quería que participase en un evento que estaba organizando llamado Talent Talks. Gabi quería que participase haciendo una pequeña intervención hablando sobre «talento». El formato de la jornada me pareció muy chulo porque se hacían dos intervenciones y luego un picoteo de networking. El ponente principal era el director nacional de una importante empresa de España y yo hacía de telonero abriendo el evento. Además el evento se celebraba en el restaurante La Finca de Susi Díaz por lo que no se podía decir no y dije si.

Yo preparé mi intervención muy tranquilo ya que me estoy empezando a acostumbrar a compartir mesa con directivos mucho más senior y de peso que yo… al final no dejan de ser colegas de trabajo que tienen en mayor o menor medida los mismos problemas que puedo tener yo. La historia es que el día de antes del evento Gabi me llamo para comunicarme que este directivo había tenido un contratiempo y no podía acudir a la cita. Que en su lugar iban a traer a un speaker de Madrid que igual podía conocer; José Antonio Marina. Me empezaron a entrar unos tembleques que casi no me podía mantener en pié. Le dije a Gabi que se le había ido la olla y que me había metido en un lío… ¿Pero qué coñ… quieres que cuente yo si después va a hablar José Antonio Marina? Estás loco Gabi le dije. Él me dijo que no me preocupase que todo saldría bien… que seguro que un día José Antonio Marina diría que había hecho una conferencia conmigo y colgó el teléfono. Yo me fui corriendo al váter porque de los nervios me fallaba el fuelle.

Al día siguiente iba en el coche dirección al evento con muchos nervios porque para más inri llegaba tarde por una complicación en el trabajo y me había acostado a las tantas tratando que mi presentación subiese de nivel sin éxito. Me perdí y no encontraba el restaurante… todo parecía que estaba en mi contra: me repetía «vas a hacer el ridículo… ya lo verás vas a hacer el ridículo…»

Llegué a la Finca y pedí perdón por el retraso ya que llegaba súper justo. Les comenté que había hecho unas mejoras en la presentación y que quería que cambiaran la presentación que inicialmente les había enviado. Me dicen desde la organización que no pueden porque lo han montado todo en una presentación donde han cambiado el formato porque el logo del patrocinador no era el último, etc. Me tocó a toda velocidad modificar a mano todas las slides que ellos tenían en la presentación y actualizarla mientras los invitados empezaban a llenar la sala.

Cuando ya lo había conseguido y me estaba tranquilizando para mi exposición llegó Gabi y me dijo: «Rubén, José Antonio Marina tiene que marcharse a Madrid en el siguiente vuelo porque tiene otro evento allí y hay que cambiar el orden de las intervenciones. Empieza él y luego cierras tú». En ese momento me quería morir… no es que fuese a hacer de telonero de José Antonio Marina, es que tenía que hablar después de su intervención… ¿Pero qué coñ… voy a contar yo después de este crack?

Pues ¿Qué se le va a hacer? La vida es así: impredecible. José Antonio con más tablas que el Arca de Noé  disertó su filosofía y sus teorías en un speach más que trabajado y se marchó. Y después salí yo e hice lo que puede… Parece ser que mi intervención no fue del todo mal ya que mi amigo conserva su puesto de trabajo y el patrocinador todavía no me ha denunciado por daños y perjuicios. ¿Cuál es la moraleja de esta historia? Atrévete a decir si a todas esas cosas a las que hoy dices no y que en el fondo te encantaría hacer. Abraza el riesgo de salir de la zona de confort y enfrentarte a lo desconocido. Atrévete a ser y hacer aquello que te pide el corazón y que frena tu mente. Al principio duele pero la recompensa final lo merece todo.

Hasta hace bien poco a mí me costaba muchísimo hablar en público. Yo era de los que podían estar conversando con dos o tres personas horas y horas… pero se me juntaban diez desconocidos delante de mí y se me trababa la lengua. Yo he sido muy crítico con el sistema educativo y siempre me atraía la idea de poder compartir mi experiencia y conocimientos con otros aportando un enfoque diferente. ¿Pero cómo iba a dar una charla, una formación a alguien si me aterraba hablar en público? Os contaré mi secreto para conseguirlo: ¡Haciéndolo! Haciendo y mejorando, trabajando y trabajando para mejorarlo no hay otro secreto. A mí todavía me queda mucho camino para ser un buen speaker pero sigo trabajando en ello para mejorar.

En la vida hay dos tipos de personas: los que dicen que van a hacer tal cosa y los que realmente la hacen. Yo decidí que mi miedo a hablar en público no podía condicionar mi vida. Desde que tomé esta decisión he tenido el placer de poder colaborar con varias universidades y escuelas de negocio compartiendo mi experiencia. Todavía sigo poniéndome un poco nervioso minutos antes de mis intervenciones aunque supongo que eso es normal. Pero recuerda que ser valiente no significa que no tengas miedo a hacer una cosa sino que teniendo miedo a hacerla la hagas igualmente.

Hace no mucho conversaba con mi amigo Sergio Ayala. Sergio es empresario y formador en técnicas de venta. Sergio tiene un talento natural para la comunicación y lo hace muy bien. Evidentemente ha tenido que transformar ese talento natural en algo más profesional y ha trabajado mucho para conseguirlo. En esa conversación me contó que el día de antes había hecho de presentador en una gala muy importante en Castellón. En esa gala estaban todas las autoridades políticas y los empresarios más importantes de la ciudad. Un par de días antes de ese evento Sergio recibió una llamada donde le proponían que participase como presentador de la gala. Sergio nunca había hecho nada parecido, nunca, pero sin dudarlo dijo SI. Luego le entraron los nervios pero se puso manos a la obra y como era de esperar Sergio lo hizo genial.

Estamos en época estival y con suerte tendrás unos días de vacaciones donde poder reflexionar sobre aspectos de tu vida personal y profesional que pueden ser susceptibles de revisión. Por favor si hay alguna cosa que no estás haciendo pero te encantaría hacer ¡Atrévete a decir Si! Recuerda que lo que marca la diferencia no es no tener miedo sino tenerlo y hacerlo igualmente. Sé del tipo de personas que hacen y no de las que dicen que van a hacer. Si Sergio Ayala pudo hacer de presentador de gala y yo pude hacer una charla después de José Antonio Marina ¿Qué no serás capaz de hacer tú?

Un abrazo.