Suena el despertador y piensas… Otra vez es lunes ¡Noooooooooooooooooooooooo! ¿Por queeeeeé? Y así es como comienza tu semana.
¿Te reconoces diciendo esto? ¿Te suena estar el domingo por la tarde ya cabreado porque al día siguiente es lunes? Pensar ¿Ya se ha acabado el fin de semana? Noooooooooooooo Pero si parece que fue ayer cuando terminó la semana, con lo contenta que estaba yo ¡Se ha pasado muy rápido!
Pues esa sensación es la que yo tengo pero cuando llega el viernes. Cada vez que es viernes digo ¡Nooooooooooo otra vez es fin de semana! Tengo que dejar de trabajar hasta el próximo lunes… Sí has oído bien. Yo odio los viernes porque me tengo que obligar a desconectar hasta el lunes. ¿Sabes por qué? Porque a mí me encanta mi trabajo.
Esa es la diferencia, el pobre “lunes” no tiene la culpa de nada, es que tu trabajo, tu profesión, aquello a lo que le estas dedicando la mayoría de tu vida no te gusta. No te llena, no te satisface, no te sientes realizado, no está alineado con tus valores o con tu forma de entender la vida.
Un estudio de la consultora Gallup dice que el 85% de los trabajadores de todo el mundo reconocen que no están satisfechos con su trabajo. Por lo tanto no eres un bicho raro, pero no deberíamos caer en la trampa del statu quo. Que haya ese porcentaje de gente tan alto no quiere decir que sea lo normal. Como dice el refranero español; mal de muchos consuelo de tontos ¡Pelea por estar en el 15%!
Dicho esto, yo sé que no es tan fácil cambiar de trabajo. Y menos en los momentos en los que la oferta es menor que la demanda. Y que también depende mucho de la situación personal de cada uno o de cada una. Pero también sé que trabajando con un objetivo a medio largo plazo podemos conseguir cambiar a un proyecto en el que estemos realmente realizados.
Dice Tony Robbins que sobrevaloramos lo que podemos hacer en un año y subestimamos lo que podemos hacer en cinco. Es evidente que si tienes veintitantos, no tienes cargas familiares, ni hipoteca, ni nada que pueda lastrar tu toma de decisión de cambio, es mucho más fácil. Pero con un poco de planificación, foco, y trabajo duro se puede dar la vuelta a casi cualquier situación profesional. ¿Puedes conseguir todo lo que tu quieres? Pues no, pero sí te digo que puedes conseguir mucho más de lo que te imaginas.
He de reconocer que es un privilegio que tu profesión sea tu pasión, es un lujo poder dedicarte en cuerpo y alma a aquello que amas, a aquello que te llena y que no puedes dejar de hacer, porque lo harías gratis igualmente. Cuando trabajas en aquello que está alineado con tu misión en la vida, la sensación de autorrealización es brutal.
Eso no quiere decir que todo sea un camino de rosas, que no haya días malos o que no haya días que lo mandarías todo a la mierda… Tampoco que no tengas que trabajar duro o incluso trabajar más que antes. Pero esa sensación de Flow que relata Sir Ken Robinson en su libro “El Elemento”, esa sensación de estar conectado con tu propósito en la vida, no tiene precio.
Bueno sí, tiene el precio de planificar concienzudamente tu carrera profesional. Tiene el precio de fijar una meta y luchar por alcanzarla. Tiene el precio de tener que trabajar en algo que no te gusta mientras sigues los pasos definidos de tu estrategia de cambio. Tiene el precio de tener que trabajar doble o triple hasta conseguir tu objetivo. Eso sí, un precio que compensa pagarlo una y mil veces. La sensación que se tiene el día que descubres que ya no volverás a trabajar nunca más porque eso en lo que trabajas es lo que amas, lo compensa todo.
Haz de tu pasión tu profesión, de tu trabajo tu misión en la vida
Cada persona es un mundo y a cada persona le gusta una cosa. Cada cual tiene que encontrar aquello que le de sentido a su vida. La intersección entre nuestra pasión, nuestra profesión, nuestra vocación y nuestra misión en la vida será nuestro IKIGAI. Es decir, aquello por lo que merece la pena levantarse cada mañana, sin pensar qué día de la semana es…. Aquello que no podrías dejar de hacer aunque no te pagasen por ello.
Yo hace años encontré mi misión en la vida. En mi caso es transformar los negocios a través de las personas. Construir mejores líderes que hacen mejores empresas que hacen una sociedad mejor. ¿Lo conseguiré? No lo sé, pero para mí merece la pena levantarse cada día por este propósito.
La búsqueda de mi propósito me llevo a abandonar una posición directiva en una compañía para embarcarme en un proyecto personal como emprendedor. Pero encontrar el trabajo de tu vida no tiene que estar ligado a trabajar por cuenta propia. Puedes encontrar tu pasión trabajando en una empresa que esté alineada con tus valores, con tu misión en la vida, con esa ética en el trabajo que tú tanto buscas. Hay empresas increíbles que están buscando personas como tú, valientes, apasionadas, comprometidas, creativas, trabajadoras y con ganas de crecer y hacer crecer.
No te rindas en tu búsqueda de encontrar ese proyecto que te haga que se te iluminen los ojos cada mañana; ya sea emprendiendo o encontrando esa empresa que te complementa en todos los sentidos. ¿Habrán días de mierda? Seguro, pero si tú eres fan de tu trabajo, hasta esos días de mierda serán mejores que cualquier lunes normal de tu actual vida.
Busca odiar los viernes no los lunes, te aseguro que marcará una gran diferencia en tu vida.
¡Mucho ánimo y mucha fuerza!
Un abrazo