Pace 11Hace unos días para cerrar una formación en Coaching Ejecutivo, la formadora nos sentó a todos los alumnos en semicírculo. Había dejado una silla vacía y por turnos teníamos que ir sentándonos en ella. Una vez que te sentabas tenías que permanecer en silencio, mientras tus compañeros te daban feedback positivo en función de lo que tú les habías trasmitido durante las innumerables mini sesiones de coaching que habíamos realizado entre nosotros.

 Mis compañeros fueron sentándose de uno en uno en la silla vacía mientras el resto de compañeros les decíamos innumerables adjetivos positivos, cualidades y sentimientos que nos trasmitían. Mientras hacíamos el ejercicio me fui dando cuenta de que era muy potente, que la gente salía súper motivada, con un chute de confianza y con las emociones a flor de piel. Decíamos cosas como; emprendedor, luchadora, profesional, empático, creativa, motivador, paz, tranquilidad, dulzura, transparente, líder, segura… hasta sexy se oyó en la sala.

Imaginaros el chute de positividad que se le trasmitía a la persona que se sentaba en la silla era increíble ver el lenguaje corporal de mis compañeros… fue alucinante, pero al mismo tiempo también parecían incómodos. Llegó mi turno y se repitió el proceso, me senté en la silla y mis compañeros me dieron feedback positivo. En ese momento corroboré mi teoría.

No estamos acostumbrados a recibir feedback positivo y menos en esa cantidad y en esa magnitud. ¿Cuándo fue la última vez te dijeron lo bien que lo habías hecho en el trabajo? ¿Cuándo fue la última vez que tu mujer o tu marido te dijo lo bien que cocinas, bañas a tus hijos, planchas la ropa, etc? ¿Cuándo fue la última vez que tus amigos te dijeron lo mucho que te quieren? No estamos acostumbrados a recibir feedback positivo porque no lo solemos dar.

Vivimos en un mundo donde prima el feedback negativo. En el mundo de la empresa he oído infinidad de veces la frase “nunca me han dicho si lo hago bien pero sino me dicen nada será porque no lo haré muy mal” y lo peor es cuando me dicen “Aquí sólo hablan contigo si lo has hecho mal así que si no te dicen nada es que vamos bien”. No estamos acostumbrados a recibir feedback positivo por eso nos cuesta aceptarlo cuando lo recibimos. Nos sentimos mal, parece que nos sabe mal oír cosas buenas de nosotros y que igual se nos sube a la cabeza.

Por favor, háganse el favor de decirse lo increíbles que son, de expresar las cosas buenas que hace el otro. Así cuando tengan que dar feedback negativo sabrán que lo hacen con criterio, si sólo saben decir lo malo y no lo bueno nunca generarán crecimiento en su gente.

¿Qué opináis al respecto?

Un abrazo