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Llevo tiempo reflexionando sobre por qué hay gente que consigue la mayoría de cosas que se propone y por el contrario hay gente que siempre está estancada en un punto muerto. Gente que está inmersa en un círculo vicioso del cual no puede escapar y no le permite avanzar. Y  estoy absolutamente convencido que se debe a la ACTITUD.

Yo no quiero caer en un falso positivismo, ni decir que la vida es de color de rosa ni mucho menos. Porque aunque me licencié en psicología y actualmente está muy de moda la psicología positiva, también me he doctorado en #palosquetedalavida, el último la muerte de mi padre hace cinco meses, pero ese será otro post.

Por mi forma de ser y por mi profesión tengo la suerte de conocer a muchas personas, cada una de su padre y de su madre, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Pero es cierto que en estos años tan duros en los que la crisis nos está poniendo a prueba, me estoy encontrando por el camino a gente normal que hace cosas increíbles. Gente que no se deja poner contra las cuerdas y coge el toro de la vida por los cuernos. Gente que al igual que tú y que yo tiene problemas y en muchos casos, bastante pero que bastante peor que los nuestros.

«LE DIJERON AL NIÑO: ¡HAY QUE GANARSE LA VIDA! Y EL NIÑO, INOCENTE, RESPONDIÓ… ¿LA VIDA ESTÁ PERDIDA?» Alex Rovira

Me da igual si tú eres ingeniero, fontanero, abogado, barrendero, directivo, peón, marqués o postulante al trono en «Hombres, Mujeres y Viceversa». Si vienes de buena familia o de una humilde. Si te ha tocado la lotería genética y estás muy bueno/a o por el contrario eres es incómodo de ver. Muchas veces no podemos elegir las cartas que tenemos pero si podemos elegir la forma en que las jugamos.

Hoy hay mucha gente aplicando a las escasas ofertas de trabajo que se publican. Y teniendo la posibilidad de elegir entre tantos candidatos low cost, formados y preparaos ateniéndonos a la ley de la oferta y la demanda… Para mí la diferencia está en la actitud que presente el candidato.

Yo ya doy por hecho que has pasado por la universidad, que seguramente hayas hecho un máster especializándote en alguna materia y que por supuesto estás haciendo todo lo posible por dominar el idioma de Shakespeare. Pero eso es lo que tú dices que has hecho y yo quiero ver lo que tú eres capaz de hacer. Quiero que me demuestres la ilusión, las ganas y la pasión que le vas a poner a tu trabajo. Por muy jodido que estés no puedes ir a las entrevistas mendigando un puesto de trabajo, porque entonces te darán limosnas laborales.

Hay que huir de la gente que pasa por la vida sin pena ni gloria, que parece que le tienen que dar cuerda para que se mueva, que echa balones fuera y atribuye todos sus problemas a otros y no asume su parte de culpa. Has estado dos años cobrando el paro y no lo aprovechaste para mejorar tu empleabilidad ¿Entonces de qué te quejas? Se está mejor viviendo de rentas y sacando abdominales en el gym para lucir en verano.

¿De verdad crees que a los demás nos han regalado lo que tenemos? ¿De verdad te crees tan importante como para pensar que todo el universo ha montado un complot para joderte la vida? Por favor, cambia de actitud y coge las riendas de tu vida. Demuéstrate y demuéstranos que eres capaz de hacer cosas increíbles. Demuéstrate y demuéstranos que sin estudios superiores se puede ser un crack y que no hace falta tener un máster del universo para imprimirle pasión a todo lo que haces. Ya lo dice Kike Sarasola en el título de su libro «Más ideas y menos másters»… es decir la cuestión no va de estudios, ni de en qué familia te has criado, esto va de que tu actitud frente a la vida es el secreto que te conducirá al éxito sea cual sea tu definición de éxito.

Y si después de leer esto consideras que es muy fácil escribir este post desde mi posición, y que es muy fácil hablar de actitud sin tener «problemas como los tuyos». Déjame mostrarte un pequeño fragmento de un libro de Viktor Frankl, que este señor seguro que lo pasó peor que tú y que yo.

«Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias, para decidir su propio camino.»(Frankl,1946)

Un abrazo