Los que vivimos en países latinos tenemos el estigma de vivir en sociedades que critican el error y que cuestionan el éxito. Si has metido la pata, si la has cagado, si has fracasado en algún proyecto, negocio, en el amor, en lo que sea, habrá una horda de Trolls recordándote a ti y a tu entorno lo mal que te han salido las cosas y te pondrán una etiqueta de «fracasado». Dirán miral@ iba de empresari@ y ya ves dónde se ha ido el negocio… Iba de emprended@r y ahora le toca volver a buscarse curro en una empresa a jornal… Yo ya sabía que le iba a salir mal desde el principio, etc, etc, etc.

 

Pero no te preocupes porque esa misma gente cuándo te van bien las cosas también te cuestionan y cuestionan tu éxito. Intentan justificar que tus logros se deben a factores externos a ti y tu talento. Así que diran cosas como; «Seguro que ha tenido algún padrino que le ha conseguido el negocio… Es que su familia tiene pasta y así cualquiera… Fijo que le ha tocado la lotería… Ahora le va bien pero espérate y verás como acaba… El que rápido sube, rápido baja… Fijo que le ponen los cuernos pronto… Se le está subiendo a la cabeza…» Y otras mil y una sandeces para deslegitimar tu trabajo y esfuerzo.

 

«Cagarla no es malo, lo malo es encariñarte con tu caca»

 

Mi amigo Fernando Botella dice en este artículo «…No hay voluntad en el error, porque cuando la hay, es decir, cuando el factor externo se podía controlar: la variable imprevista, prever, o el descuido, neutralizar, entonces no hablamos de error sino de irresponsabilidad. Como también es irresponsable la repetición del error, incurrir una y otra vez en lo que sabemos por experiencia que es un camino incorrecto. Y la irresponsabilidad sí que es algo intolerable y motivo de sanción…» Por lo tanto cagarla no es malo, lo malo es encariñarte con tu «caca» y no aprender a desprenderte de ella lo más rápido posible porque sino al final huele y eso si que no mola nada.

 

¡LA HE CAGADO!

 

Yo lo admito la he cagado… La he cagado y no una, ni dos, ni tres veces… La he cagado en muchas ocasiones a lo largo de mis más de 16 años de profesión en el mundo de los Recursos Humanos, el Desarrollo de Personal y el Emprendimiento ( y a nivel personal ni te cuento).

Pero ¿Sabéis porque la he cagado? La he cagado porque he hecho cosas, la he cagado porque me he atrevido a probar cosas diferentes, a arriesgarme, a intentar salirme de la norma, a desafiar el status quo, la he cagado muchas veces porque he tenido la suerte de poder HACER. Sólo si haces puedes equivocarte, si nunca haces nada nunca te equivocarás… pero vivirás a medias, nunca darás lo mejor de ti porque vivirás la vida siempre desde la barrera… Sin pisar el terreno de juego que es dónde las cosas suceden.

Mis Cagadas:

 

En mi faceta de profesional de los Recursos Humanos, el Desarrollo Personal y el Emprendimiento he tenido momentos apoteósicos de meter la pata hasta el fondo, de cagarla pero bien, de ponerme colorao y desear que la tierra se me tragase en ese mismo instante. Aquí tienes algunos ejemplos para que veas que no es oro todo lo que reluce en mi expediente 😉

 

¿Los mejores ingenieros los de la FORD no?

 

Todavía recuerdo las palabras de la dueña de la empresa: «Este tío que mañana no pise mi empresa…» ¿Cómo? ¿Qué? ¿Qué no venga más? ¿Lo despedimos? Pero si sólo lleva un mes… Pues eso que se tuvo que marchar. ¿Por qué? Porque en ese momento hice una selección de personal basada en la parte técnica… ¿Dónde están los mejores ingenieros? Pues en la Ford… Si yo estoy en Alicante y ellos en Valencia, blanco y en botella… Así que así lo hice. Contraté al mejor técnico posible y os aseguro que era muy pero que muy bueno… técnicamente claro… ¿Encaje cultural? Cero patatero… ¿Encaje con el estilo de management de la empresa? Cero patatero… Consecuencia: DESASTRE ABSOLUTO. ¿De quién fue la culpa? Del menda… Lección aprendida… Pues ya te digo… Lo tengo grabado a fuego: «Yo ya no busco a los mejores… Busco a los adecuados para cada empresa»

 

¿Mola recibir el típico Paquete de Navidad no?

 

Yo creo que sí, empieza a no ser muy habitual ya en las empresas, sobre todo en las grandes y en las capitales pero por provincias todavía se estila mucho. Pues yo después de un periodo muy tenso a nivel empresarial por la ya conocida «crisis»… Empezamos en su día a tener un poco de alegría en la empresa y desde Recursos Humanos (Organización y Personas) proponemos mejorar un poco el paquete de navidad que ofrecíamos. Como la gente de la organización se habían portado como jabatos ese año conseguimos que nos aprobasen regalar un jamón. ¡Un jamón! ¡Un pedazo de jamón! ¿Qué os parece? Nos lo curramos ¿A qué sí? Pues eso, que nos pusimos a entregar el jamón uno por uno a todos nuestros trabajadores de la oficina. La gente venía al despacho de Recursos Humanos y nosotros les felicitábamos la Navidad y le dabamos un pedazo de jamón con dos botellas de vino, un lomo y un salchichón de los buenos, buenos. La gente súper agradecida y nosotros más por el «tanto» que nos habíamos marcado. La empresa era y es una empresa internacionalizada y contábamos con compañeros de muchas nacionalidades… Todos muy contentos con nuestro regalo…Hasta que me vi plantado en nuestro despacho con un jamón en la mano delante de mis compañeros musulmanes… En ese momento quise que la tierra se me tragase pero no tuve suerte… Respiré hondo y les dije; chicos, disculpad vuestro paquete está llegando… En cuanto lo reciba os aviso… Y salí corriendo a hablar con mi compañera de compras para solucionar el entuerto. ¡Madre del amor hermoso la verguenza que pasé! Lección aprendida… Pues ya te digo… Ahora atiendo a las individualidades siempre, veganos, vegetarianos, alérgicos, gluten si o gluten no… Si de verdad te importa tu gente tienes que conocerlos y demostrárselo en los pequeños detalles.

 

Emprendiendo y aprendiendo. 

 

A mis cuarenta y tantos años he tenido el honor de cerrar dos empresas. Una consultora de recursos humanos creada con unos amigos y una pequeña empresa de calzado familiar heredada junto a mi hermano al fallecer mi padre. No estoy orgulloso de haberlo hecho os lo aseguro. Me encantaría poder estar contando que lo petamos con la consultora o que la marca de calzado que gestionaba es una de las top en el mercado pero no. No puedo contaros eso porque no salió así. La cagada en las dos ocasiones tuvo que ver con el «equipo» que conformaba las empresas y con mi gestión de los mismos. El equipo no estaba alineado con la misión de la empresa, había personas ocupando roles para los que no estaban preparados y lo que es peor no les motivaban nada. Pero la verdadera cagada fue no haberlo visto a tiempo, no haber reaccionado cuándo tocaba y no haberle puesto remedio a tiempo. Además de ser un optimista respecto al tiempo que yo le podía dedicar a estos proyectos. Ya que debía de compatibilizarlo con mi profesión como Directivo de RR.HH. ¿Aprendí la lección? Pues ya te digo. Si vieras la cara de tonto que se me puso cuándo tuve que hacer frente a la línea de crédito y los préstamos… Caquita de la buena, de la buena buena.

 

Como freelance ya llevo alguna que otra cagada, sobre todo en la asignación de tiempos a los proyectos, siendo demasiado optimista en los plazos y en las cargas de trabajo. Así que si cierras un proyecto y luego no ganas lo que corresponde pues te pones las pilas para que la próxima vez ajustes mejor la carga de horas. Concretes mejor el objetivo del proyecto  y las fases. Y sobre todo no generar unas «expectativas» que luego no puedas cumplir o puedas cumplir mandando tu presupuesto al WC.

 

No estás solo

 

Pero no estamos solos en el apasionante mundo de las cagadas profesionales. Hay grandes cagadas en la historia de los negocios como los casos de Nokia, BlockBuster, Kodak… Pero hay muchas cagadas a nuestro nivel, a nivel usuario, a nivel de andar por casa. Tantas como para que hayan eventos específicos para contarlas como es el caso de Fuckup Nights que te invito a seguir. Charlas que inspiran y enseñan que no hacer en el mundo de los negocios y el emprendimiento pero que sobre todo convierten el error en algo cotidiano que hay que aceptar para mejorar y crecer.

 

Quizás la haya cagado escribiendo este post… Pero sabes lo que pienso… Creo que sí 😉

 

Y tú ¿La has cagado?

 

Un fuerte abrazo